Tu sonrisa a través del pasillo, hace trampas, me desbloquea. Te gusta ese juego retorcido, saber que estás haciendo todo lo que podría ser dañino, y divertido, maquiavélico.
Estás enfermo, perteneces a su vida y no a la mía, deja ya de venir a robar lo que no es tuyo, deja ya de mendigar, pordiosero, y busca un sastre, que el traje de príncipe te queda grande.
Me buscas desde un ángulo asesino, y yo ignoro por completo su presencia, mimetizas en las sombras de lo absurdo y te refugias en mi pecho como un crío, lamiendo los retazos de un porvenir en decadencia, intentas drogarme y yo me escapo, sabiendo que como todos los caminos llegan a roma, todos los hilos me arrastran a tu memoria.
Lánzate del faro, inhumano, que no me importa tu caída sino la mía, que será sobre tu cadáver, amortiguaras también el salto de mi derrota forzada, y de su música, de momento, ausente. Tenlo claro, primor, esa ausencia es sólo momentánea. Volverá, y si no es hoy será mañana, a llenar mis sistemas de sentido, a vaciar tu espesor sobre mis hombros, a tomarme por los pies y balancearme en sus cuerdas mal curtidas de bondad sonora, de sencillez cautiva.
Ésa cara de frustración analfabeta, y tu mirada dicen mucho más que unas preguntas tontas, que aparentan inocencia y están carcomiendo tus entrañas, queman como soda cáustica con agua fría, y queda un sucedáneo de tu alma, que guardé en una botella, y pienso seriamente en tirarla al mar.
1 comentario:
quedó muy bueno, redondito
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