martes
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
existentes y colgando de una olla, así como en una sopa con huevo, y la clara me disuelve, la yema ya se fue y es mayo casera bañando sus cuerpos, somos fritos de pescado o tal vez, tal vez chancho chino de la UP. Mientras tanto me paseo por la casa del perro, encadenado al suelo, hurgando en mi plato en búsqueda de mijagas de justicia, y no justicia ciega, busco una que me mire a la cara, que preferentemente sea guapa y me de un beso, quien sabe, yo no sé, mientras las hormigan bailan claqué yo me pregunto si se la comieron ellas. Me piso los cordones, me caigo, las risas suenan en mis audífonos y las canciones se cambiaron solas, y ni los cazafantasmas podrían ayudarme con tal ejército de almas en pena. Entonces mi reloj del Rey León se derrite haciendo mi memoria, de persistente a efímera, me envuelvo con el plasma de un temporal y de pronto beberlo no es un problema, de pronto quedarme no es problema, de pronto callarme no es problema, porque vi correr un par de cabezas a la puerta, van al fuego, a la olla, al patio, a la calle, y en la calle sacan sus armas, sus quemantes opiniones y cortantes afirmaciones, gozando, y lamentable digo, es que en ese momento pasara un camión por sobre ellos.
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1 comentario:
-francisca mellado?
-presente!
la verdd no lei ni mierda, tengo la cabeza en Ursula, Aurelianio
y tal vez -solo talvez- en algunos deseos salvajes de Amaranta.
quede pendiente.
te amero.
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