sábado
Rebote
Grita la libertad las pelotas.
Pudo ser un claro inalcanzable como el viento gris.
Dejaste de versarme el primer día de tu muerte, me esperaba algo más lento, menos fugaz.
En la entrada no queda ni tus restos ni tu olor, despedida.
Intenté garantizar la suavidad del toque, imposible como estúpido, las urracas del ayer cantan a coro con el zorro, caímos en la trampa, nunca aprendemos de verdad.
Las manzanas que ruedan por tu cara graciosas, azules como tu tono, rebotan en el suelo hasta acabar con la inocencia humeante, que quema las manos, que angustia al hombrecillo de cristal en un pentagrama de soluciones fructíferas, fértiles como la única madre.
Con mi cesta cosecho cada una, la atesoro como un todo, agitando lo que muerde mi esófago.
no más televisión por cable, solo realidad espumosa, a la vena, sobredosis.
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1 comentario:
nunca aprendemos de verdad.
y qué le puedo decir yo a eso
tan crudo, tan real, tan placentero.
nos equivocamos no por qué no sabiamos, más bien porque así quisimos.
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