miércoles

Galope


Corres, y yo te sigo, gaviota. Tardaste una eternidad / no soy la misma, y tú, gaviota, sigues volando bajo.
Me abrazo al tiempo, y te digo al oído "anúdame, anúdame a tu cuello, que puede ser que esta vez sea la última", y tú, gaviota, graznas como encandilada, tremendamente horrorizada por la idea de perderme. Cómo te conozco gaviota, o cómo creía conocerte, que entre tu montaña y mi volcán no hay espacio para los olvidos, que entre tu laguna y mi caudal no hay lugar para nadar, sólo ahogarse; y entre las espigas que nos quedaron en las raíces, y los hilos que colgaban desde nuestro margen fronterizo, tu sigues volando sobre mi cintura, que las veces hace de pequeño mar.
Busca peces en mi océano, no en otro, te vas perder buscando.
Y yo sólo sé atraparte.

1 comentario:

cata dijo...

excelente, tiene como ese suspiro apasionado, me encantaria oirte leyendelo...

ojalá las lagrimas fueran solo poesía.