más divertidos que lógicos sonaban los matorrales en la esquina
golpetando los furúnculos del alma
susurrándole al viento que se escurra bajo el tapete, cauteloso:
y es que la verdad
cerda, humeante, aceitosa
nos eyaculó en la cara
nos penetró un abismo, nos profanó el abismo
y entre escote y escote
se nos puso agria la leche, las madres, crías e inventos
y entre escote y escote
el silencio nos comió la cola.
1 comentario:
En verdad siempre que estoy a punto de empezar a creer que escribo bien, leo algo tuyo y rapidamente me doy cuenta que estoy a años luz de algo decente ...
P.D
(señal de que no he muerto, aunque esto no es vida, aún no.)
Publicar un comentario