Es sábado en su máxima plenitud. Nos bebemos el alma en un trago.
G me acompaña con las drogas y caemos al suelo en un espectáculo tan triste
cada cual más metido en su cabeza y en el vómito del otro.
Ya hueón, vámonos de acá -digo yo-
Damos bote por callejas sucias y mal paridas.
G llora sobre la Lilith que le ha dejado
Lo consuelo sobre otro par que le desean
ambos sabemos que no es suficiente
le confieso mi amor fraterno y le abrazo un rato
nuevamente no es suficiente
pero lo intenté
Giro sobre mis rodillas
algo no anda bien que mi caminar está más burdo que de costumbre
no hay ni luz al final del camino
que podemos esperar
una meta a corto plazo
una micro
lo dejo en el paradero bien sentado y peinado con saliva el pelo
siento que me tengo que ir a mi casa
pero nadie está esperándome
G me había dicho alguna vez que es culpa mía por ser tan histérica
G se va y yo me quedo horizontal a tu camino
el único punto que tengo claro en este momento no está precisamente en mi cabeza
el despertar es tan clásico que me da vergüenza
no hay peor resaca que la moral
miradas de comedor absolutas sentenciándome
y yo decido no volver nunca más a ésa casa
ni a ésa cama
que es tu cama.
lo que sea.
Bien acabada y con la frente en alto
me subo al autobús y digo como por costumbre que te amo
y esa costumbre me duele en las mejillas
en las piernas, en los brazos
pero por sobretodo en las mejillas
porque tengo ya dos zurcos, canaletas
de tanto decirte chao.
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