Es un puñado de barrancos la memoria no le falla
avanza fuerte como marejada la certeza de una noche de insomnio fatal
la falta de (...)
adscribe toda seguridad a la muerte de la mañana en coma la mañana gorda infectándole
su sebo le asedia el mal aliento le sofoca
la angustia de tener la vida por delante y no por detrás
sabiéndose dueña de sí y no pudiendo acabar con el miedo al sol
ambientes aparte el ruido de la puerta el gato maúlla la casa entera cruje
se entrega medio dormida a la noche inmaculada follaría con dolor en su brisa fría
un aullido indisoluble en la garganta
las pocas horas de vida
las pocas ratas que la cuidarán desnuda
No hay luz no hay viento no hay prisa
no sé si coquetea con sus dedos o con un imaginario
ahí está la temporalidad riéndose de mi ignorancia
y ella tan tibia quebrando su torso haciéndose agua
entretejiendo los bordes de la historia
no hay apuro
tampoco hay pausa.
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