domingo

frutal

comiendo mandarinas con sal
me encontré esa sombra tibia
y quise dormirme con ella (con él)
entre las telas de un viaje
baldosas repetidas
casas viejas

fotos poemas esquinas
correr por meiggs
a la hora del almuerzo
regalándose pequeñas
muertes
manzanas dulces

hasta que vinieron
los jinetes del apocalipsis
destruyendo todo a su paso

365 días de estar ciega
bruta de amor
la calle se alargaba eternamente
y lo ví ahí quizás 100 veces
y todas esas veces me enamoré

el dolor me comía los huesos
estuve en el cemento
me lo comí crudo

quise estar viva de nuevo

até a mi garganta un mango
las vocales mudas
me quise hacer dueña del vestido
pero
el calor en mi estómago
nunca se fue
llegaron otros
pero nunca se fue

la tempestad parió un cometa
donde venía él a chocar conmigo
a remover la arqueología del desastre
casi 2 años después
se vacía de lo horrible
se hace un mundo propio

párpados de plata
que me abanican cada mañana
nuestra

vamos trazando la línea al ocaso

planta árboles frutales en mi jardín
estamos en una aventura épica
comiendo champiñones paltas pizza
recogiendo semillas llorando de amor
riendo a las 6 de la mañana porque
no necesitábamos a nadie más ahí
bañados en perlas en baile continuo
miserables en pie de guerra

(así te amo
como una bestia
como un niño pequeño
como yo puedo amarte
más que todo lo anterior)

será nuestra propia
insurrección armada
un idioma nuevo
que hablamos
dialectos
de animales

yo no quiero verte
quiero veverte


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