Cantan las
mañanas
auroras de sílice
montan sobre olas
el sereno
la carne más preciada es un cometa
el suelo es un hechizo
de sal cromada
El dedo del pie
pequeño
se divorcia del
límite absurdo
de la tierra
Se entrega al
vuelo innato
entre la espuma
y el azul
duerme tibio en un viaje nebuloso
A modo de prefacio
hay una casa sin paredes
(esconde el secreto
más preciado
de la orilla:
que la vida se presenta
sin acertijos).
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