Algo cansada de putas y cigarros baratos
me subo reptando al autobus
en coma
Llevo un par de calles cuando
me sorprende un trompetista triste
más borracho que yo, más acabado
tocando canciones miserables desafinadas patéticas
se acerca a mi oído y murmura
"Eh, muchacha, te vendo mi trompeta"
Yo le paso una moneda
la última de mi bolsillo
y fingiendo una sonrisa
"Cuando me veas por las avenidas, sedienta
temblando de hambre y frío
apiádate de mí y cómprame un poema
tu y yo somos semejantes
somos de la misma hierba":
El trompetista abrió los ojos como lechuza
no supo que decir ante la desconocida azul
y entre la humedad de su llanto insistió "te vendo mi trompeta, te la vendo..."
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