Desde el tejado de una casa patronal
todo adobe y fundo y Chillán viejo y hundido
sentados ahí
los ojos del miedo observan furiosos coléricos retóricos
se espantan en la duda
qué les queda más que la derrota, se preguntan
mermados por la circunstancia
"cayeron los portones" dicen
y los hijos de los hijos de los hijos
consagraron sus pasos a la muerte de la herencia
y ya no hay verdad ni dogma ni tierra donde sembrarlo
y los ojos del miedo lloran como un niño pequeño
y los niños pequeños se fuman el verbo divino.
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