la mollera adormecida y el impacto y la caída que cierra el acto.
El perro que yace conmigo
me da más amor del que conozco
si me paro tengo las rodillas chuecas y los pies con callos
pero igual camino porque
sino
qué hago.
La vuelta de la esquina espera con dulzura un reptil suicida y no lo encuentra
le gano de nuevo a esa desconsideración de las callejas malparidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario