Nunca entendí tu incapacidad de decir de una vez y para la posteridad te amo
nunca entendí tus formas ni tus salidas ni las plumas que te crecían
nunca entendí las notas que te rodeaban ni tus pasos cortos
siquiera la curvatura de tu espalda
ni esa afición por estar drogado todo el día
tampoco entendí tus monos chinos
ni tu ausencia de lectura ni tu llanto ni tu olor
entendí que me querías como una vieja amiga
que estaba en tu regazo y me fui corriendo.
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