lunes

A. (recuento II)

Nunca entendí tu dualidad
tampoco tu forma de hablar ridícula
tampoco tus dientes chuecos ni tu violencia
nunca entendí tu gusto por el gore ni tus celos
nunca entendí tu reformismo ni tu amor por Pasolini
tus planes de matrimonio y el abandono del mundo
tu afición suicida tus jeringas tus encierros tus borracheras
nunca entendí que era tuya
entendí que me querías como quien se aferra a una tabla
en medio del mar
y no quise salvarte.

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