las velas ya no saben ni de excusa ni problema
se derriten al compás de un estornudo
el fuego quema el fuego que quedaba
vacío sobre el plato austero.
Un grabado en la espalda del juego
dos tres humaredas secas de sed
despegaron lo que se caía
despegó lo que se iba a volar
quitaron las sombras ignorantes
fue el después que no quiso ser.
y cerró cerró cerró
cauterizó.
y la sangre que corría por la nariz no era más que
la risa del yo perdido.
2 comentarios:
fue tan simple e hipnotizante, me encanta esa combinacion...
una vez me cauterizaron la nariz, fue bastante terrible.
Yo tambien digo.xd
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