no se trata esta vez de las frutas
puedo tomarme esta tierra
sé quiénes duermen abajo
plantando la maleza en la tierra
1
No hay simbolismos
el ruido es vuelta sobre las cosas
una pared de bronce
bendecida de lamentos
las líneas marcan el espacio
con insistencia
se desdobla el plano
el horizonte es vertical
no es un plano más
en el avistamiento de las olas
el dolor multiplicado
habitante clandestina de la furia
como un monje me he sentado a ver pasar el mar
que está lejos
2
Siento irme en esta gota
en el constante sangrado de mi cuerpo
despedir la totalidad de mis mañanas
estar muriendo siempre un poco
somnolencia y negación
sacando fuerza de la manija
que se abre con malicia
en la obsesión malsana
en las mil voces extranjeras
perdida en un continente vacío
hay una señal
un viaje al pasaje abandonado
entre las gentes camuflarse
en sus olores
escondida debajo de una banca
abrazando el frío
3
Habíamos imaginado un invierno durmiendo
con insomnio botamos los puentes
nos vamos del centro caminando a tropezones
vi todo dentro de la carne y aún así pagué su precio
encomendándome a lo alto sin ninguna esperanza
escrito con rabia en la frente avergonzada
de ser tanto bestia tanto humano
de manos rotas
Un peladero de roca dura
el mineral poroso abriéndose ante mí
la planta de los pies llena de mugre
me han diseccionado hasta los nervios
con alfiler en el pecho
bellos colores de cadáver
un queloide de mí
siquiera estado larvario
la tumba glorificada
ángeles que te arrullan
4
Nada es simbolismo
todo es real
Nada de lo que aquí se señala
ha de ser concebido
como vano testimonio
en mi sangre
en el humo que me conforma
el exceso se corta las alas
volando torpe hasta el techo
y choca
No creo en los castigos ni en el silencio
No creo que Mercurio se trague mi alma
sobrevivo en el espejo
ahí pervivo y reverbero
aunque mi carne esté partida
es verdad
El sol se deshace en su boca
con los ojos bañados en té
como los gatos que nacen ciegos
como los cachorros torpes
con la avidez de una dama joven
poderosa inquietud la que generan las mañanas
poderosa voracidad de las crías
atacando una presa débil
Las piezas caen en su sitio
una tras otra
configuran un paisaje
en el que duerme un gato
no hay detalle
sólo el registro del día
anterior al que recuerdo
Le hablé de una casa
porque de qué más podría hablar
si le permito habitarme
Así me había imaginado una casa
esto se parecía
a cómo dicen que debe ser
¿cómo debería ser?
Lo cierto es que yo jamás podré ser dueña de casa
ni nada parecido a eso
por suerte en nuestra casa
no hay dueños de nada
Cuando mueras
te llorarán
serás recordada
No tengas miedo de las agujas
de las cuchillas
es lo de menos
no tengas miedo
Estabas hecha de ceniza
qué tanto daño pueden hacerte las agujas
cuando llueve fuego, las agujas
son juego de niños
La luz juega con tu memoria
¿era todo de esa manera
o lo recuerdas así, ahora?
Quisieras tener una forma distinta
de traer la historia
pero no la hay
por mucho que lo intentes
qué difícil fingir ser mujer
durante tanto tiempo
en medio del lago rupanco
un ngen te miró a los ojos
algo te movió adentro
como si hubiera un pájaro negro
viviendo en tu pecho ahora
como esos pájaros que nos miraron
con ganas de comernos las entrañas
tuvo una hija
pero murió
antes de ser algo más
que carne de su carne
si tuviera una hija
le diría dulces verdades al oído
antes de dormir
que no parezcan, ojalá
cuentos tenebrosos
le diría por ejemplo
la cacería en verdad
no tiene por qué pedir hombres
en realidad el hombre es cualquiera
es decir
la cacería, hija, es por amor
y cualquier cosa te completa
menos un otro
Para Gabriel Castillo, el pescador de cangrejos.
Los años son una cosa rara entre nosotros.
Hiciste notar la distancia con tu habitual sutileza.
Nos habíamos visto, pero no habíamos hablado realmente.
Me dijiste: dos meses. Entonces me serví vino, y hablamos.
De un sueño negro y secreto, despiadado.
De lo humano y lo divino; luego, mi memoria se vuelve fragmentaria.
Pero pensaba el tiempo como una arbitrariedad, porque había algo casi intacto.
Después de dos meses sin hablar más de cinco minutos seguidos, nos encontró la madrugada
girando en la pista de baile, como dos viejos borrachos, riendo, en la cantina.
El arte de lo no funcional:
el control de los medios improductivos
Abrazar el fracaso
y navegar el torrente
la forma fantástica de la A
el escondrijo del punto y coma
la sensualidad de la aliteración liviana
volando en la lengua
las guerras microscópicas
en galaxias de lunares
los asesinatos de amaneceres
rebotar en carreteras perdidas
cuando el viento corta la carne
abre el pecho como mantequilla
ninguna expresión es invisible a la piel
enreda el pelo con olor a desastre
dulzura violenta de hecatombe
vasija que se rompe y se abre
el tacto efervescente
traducirlo aquí
y te ves diminuta
que se ha hecho todo ya
qué más vas a decir
si no hay nombres en la zona muda
si ves que ya se ha escrito de mil formas
bien
qué más vas a decir
y habló la herida.
treintaiuno los surcos
desta cara bordada con furia
un juego de doblez torpe
novelesco es el pellejo
tiene hasta pecas de penas
y treintaiún manchas
treintaiuno los huesos rotos
y treintaiuno los pasillos
del laberinto en el cráneo
donde se pasean
a empujones
las memorias a medias
y las medias perdidas.
suaves se mueven las luces
en superficie curva y salada
desde lejos miras
y el resto arde
se ha visto ya que el mar
también puede quemarse
es capaz esta serpiente
de todos los males
empieza en las tripas
termina
no se sabe.
la ira de O'Higgins era la norma de Dios
la patria era redonda toda
él era el monarca
de la ciudad letrada
entre la línea se pliega la verdad amortajada
y cada línea es cancha
los amores habitan ahí
son urbes de paso
o tal vez puertos
con tal o cual edificio
con tal o cual patrimonio
pero aquí
han venido de visita
dejando el terruño inhabitable
pero aquí
el sol está en su hora más hermosa
se cuela por la ventana de la micro
un color dorado
una piensa que ha tomado
la aventura como apuesta
que los paseos por estas callejas
nunca pierden su magia
hay construcciones triangulares
y toques de grandeza
la ciudad
un flujo
un río
caudal pedregoso
cuántos fríos dejará
el calor hace temblar la estructura
los ríos pierden su dulzura poco a poco
todo lo que tengo:
una promesa arbitraria
un juego fuera del poder
un colapso a medianoche
sentada sobre un reloj
cubierta de vino y sal
la tinta cruza el entramado
el cerebro es una red de carreteras
las palabras son el vehículo
los piratas y los poetas esconden cosas
canta la noche de los buitres
y las muchachas se enamoran
son brutas como las olas
de gesto aniñado y triste
bajan sus polleras
las olas con la pared chocan
y las muchachas se caen
rodando por las escaleras
el salvajismo se despliega con holgura
como quien revuelve el vino y la pólvora
abrieron las puertas y las bestias
salieron de paseo
a recorrer los prados florecidos
arrasando todo con su paso torpe.
desta guerrilla vivo
aprendí a caminar por la Avenida
estas son mis callejas
desta guerrilla vivo
en el sonido olvidado
en la hoguera de la noche de San Juan
En ese crepitar bendito habita mi canto
Problemas yo más no quiero
cultivé ya suficientes
malvadas que son las gentes
me digo en el fuero interno
y aunque parezca el infierno
insisto en el desacato
porfiada como los gatos
siguiendo una hilacha esquiva
me lleva ya en su deriva
guitarra y vino barato
Lejos escucho su canto
escapo en marea baja
para perder mala racha
para que no vea mi llanto
tanto sufro y me adelanto
porque conozco la historia
está fresca en mi memoria
entonces le tengo miedo
y sin palabras me quedo
sintiendo tan fuerte euforia
Los pensamientos de duda
ya me inundaron los días
con agua salada y fría
con el temor de la bruma
me quejaba de la lluvia
y esta sequía se alarga
me deja la boca amarga
un sorbo de yerba mate
peor fue este disparate
se siente como una llaga
Y sin pensarlo siquiera
salto de nuevo al vacío
no llego a sentir hastío
aunque fuera por su vera
si ni una señal me diera
igual seguiría al frente
yo no le temo a esta muerte
que si es por la copa rota
celebro hasta mis derrotas
victorias tendremos siempre.